La supervivencia de una empresa (su éxito y su fracaso) viene determinada por la cantidad y la calidad de sus clientes, pero también viene auspiciada por otros factores como proveedores, garantía, solvencia y experiencia.
La actual crisis económica que está azotando a medio mundo es y será clave para el saneamiento del sector de la publicidad en España. Como también ocurrirá en muchos otros sectores de la empresa española. En este caso, la supervivencia de dichas empresas dependerá del grado de evolución a la que se vean sometidas desde su dirección interna.
En muchos casos las grandes agencias de publicidad agudizan el ingenio para crear expectación y seguir ofreciendo a sus clientes estrategias de marketing para intentar vender sus productos y sobretodo destacar frente a la competencia. Pero, ¿qué pasa con las pequeñas agencias de publicidad?
Durante el crecimiento económico experimentado a raíz del boom económico, muchas agencias de publicidad descuidaron una regla básica dentro del éxito de una empresa:
LA DIVERSIFICACIÓN,
no sólo diversificación de la cartera de clientes, sino incluso diversificación de productos y servicios.
Muchas agencias de publicidad vieron en el sector inmobiliario su gran negocio, y se especializaron en la gestión de la publicidad tanto exterior como en prensa de los miles de clientes inmobiliarios que, sin saber donde se metían, aparecían en el sector como por arte de magia. Dichas empresas no se preocuparon en aquellos momentos de bonanza económica en diversificar su cartera de clientes y se abalanzaron sobre el sector inmobiliario, descuidando al resto de clientes (pequeña y mediana empresa, autónomos, comercios, etc.) de diversa índole (centros de formación, abogados, sector farmacéutico, etc.).
Tras el derrumbe del sector inmobiliario y posterior quiebra de muchas de las grandes empresas constructoras, muchas agencias de publicidad perdieron su identidad y sobretodo, gran parte del capital que amasaron en años anteriores. Las grandes cuentas dejaron también grandes deudas y muchas agencias debieron afrontar reestructuraciones internas muy delicadas. Ya no sólo a nivel económico, sino a nivel de personal, formación, cambios de domicilio, etc.
Actualmente, muchas de aquellas agencias de publicidad que eran líderes de facturación en anuncios en prensa, publicidad exterior (vallas publicitarias de obras, lonas publicitarias, etc) y diseño gráfico, han quebrado o están a punto de hacerlo. Periódicos especializados como La Vanguardia y sus secciones inmobiliarias que habían llegado a tener páginas y páginas de publicidad en su cuadernillo central de los domingos han visto reducidas a la mínima expresión dichas secciones. El sector inmobiliario ha dejado de poner huevos de oro y ha empezado a sembrar deudas. Y con ello ha arrastrado a muchas de aquellas agencias de publicidad que descuidaron su cartera de clientes.
Hoy en día, y con las nefastas previsiones de crecimiento del FMI y de los órganos de gestión de la UE, en saldos más que negativos hasta más allá del 2010, muchas agencias de publicidad, empresas de comunicación, diseñadores gráficos, rotulistas, etc, tienen unas expectativas de futuro más que difuminadas e inciertas. Sólo aquellas empresas que supieron hacer los deberes en su momento diversificando productos, servicios y clientes, y con una estructura mínimamente rentable, serán las que sobrevivirán a la debacle del sector.
Además, la irrupción con fuerza en el sector de la publicidad de internet como medio de comunicación no ha hecho sino ahondar las diferencias entre los medios tradicionales (prensa, televisión y radio) y las nuevas tecnologías.
Es de cajón: si una empresa se dedica en exclusiva a hacer vallas publicitarias para inmobiliarias y de ello depende el éxito o el fracaso de su negocio lo tiene crudo. Una debacle en el sector como la que estamos viviendo hundirá sin duda a dicha empresa.
La actual crisis económica que está azotando a medio mundo es y será clave para el saneamiento del sector de la publicidad en España. Como también ocurrirá en muchos otros sectores de la empresa española. En este caso, la supervivencia de dichas empresas dependerá del grado de evolución a la que se vean sometidas desde su dirección interna.
En muchos casos las grandes agencias de publicidad agudizan el ingenio para crear expectación y seguir ofreciendo a sus clientes estrategias de marketing para intentar vender sus productos y sobretodo destacar frente a la competencia. Pero, ¿qué pasa con las pequeñas agencias de publicidad?
Durante el crecimiento económico experimentado a raíz del boom económico, muchas agencias de publicidad descuidaron una regla básica dentro del éxito de una empresa:
LA DIVERSIFICACIÓN,
no sólo diversificación de la cartera de clientes, sino incluso diversificación de productos y servicios.
Muchas agencias de publicidad vieron en el sector inmobiliario su gran negocio, y se especializaron en la gestión de la publicidad tanto exterior como en prensa de los miles de clientes inmobiliarios que, sin saber donde se metían, aparecían en el sector como por arte de magia. Dichas empresas no se preocuparon en aquellos momentos de bonanza económica en diversificar su cartera de clientes y se abalanzaron sobre el sector inmobiliario, descuidando al resto de clientes (pequeña y mediana empresa, autónomos, comercios, etc.) de diversa índole (centros de formación, abogados, sector farmacéutico, etc.).
Tras el derrumbe del sector inmobiliario y posterior quiebra de muchas de las grandes empresas constructoras, muchas agencias de publicidad perdieron su identidad y sobretodo, gran parte del capital que amasaron en años anteriores. Las grandes cuentas dejaron también grandes deudas y muchas agencias debieron afrontar reestructuraciones internas muy delicadas. Ya no sólo a nivel económico, sino a nivel de personal, formación, cambios de domicilio, etc.
Actualmente, muchas de aquellas agencias de publicidad que eran líderes de facturación en anuncios en prensa, publicidad exterior (vallas publicitarias de obras, lonas publicitarias, etc) y diseño gráfico, han quebrado o están a punto de hacerlo. Periódicos especializados como La Vanguardia y sus secciones inmobiliarias que habían llegado a tener páginas y páginas de publicidad en su cuadernillo central de los domingos han visto reducidas a la mínima expresión dichas secciones. El sector inmobiliario ha dejado de poner huevos de oro y ha empezado a sembrar deudas. Y con ello ha arrastrado a muchas de aquellas agencias de publicidad que descuidaron su cartera de clientes.
Hoy en día, y con las nefastas previsiones de crecimiento del FMI y de los órganos de gestión de la UE, en saldos más que negativos hasta más allá del 2010, muchas agencias de publicidad, empresas de comunicación, diseñadores gráficos, rotulistas, etc, tienen unas expectativas de futuro más que difuminadas e inciertas. Sólo aquellas empresas que supieron hacer los deberes en su momento diversificando productos, servicios y clientes, y con una estructura mínimamente rentable, serán las que sobrevivirán a la debacle del sector.
Además, la irrupción con fuerza en el sector de la publicidad de internet como medio de comunicación no ha hecho sino ahondar las diferencias entre los medios tradicionales (prensa, televisión y radio) y las nuevas tecnologías.
Es de cajón: si una empresa se dedica en exclusiva a hacer vallas publicitarias para inmobiliarias y de ello depende el éxito o el fracaso de su negocio lo tiene crudo. Una debacle en el sector como la que estamos viviendo hundirá sin duda a dicha empresa.
Sin embargo, si además de hacer vallas publicitarias, dicha agencia está especializada en publicidad exterior (vallas publicitarias, lonas de publicidad, rotulación de vehículos...), anuncios en prensa (publicación en periódicos, revistas especializadas, prensa oficial: boe, borme, dogc...), diseño de páginas web (mantenimiento web, posicionamiento SEO, hosting, asesoramiento a empresas...), merchandising, fotografía, diseño gráfico, etc. y además su cartera de clientes abarca todos los sectores (sector farmacéutico, centros de formación, médicos, abogados, sector de automoción, fundaciones, ong's, inmobiliaria, etc.), soportando una mínima estructura y apoyándose en el teletrabajo gracias a las nuevas tecnologías, difícilmente verá afectada su capacidad de reacción.
Tras la crisis económica, (y esto vale para todas las empresas); aquellas que se hayan preparado formando a sus empleados, hayan invertido en I+D, y hayan también invertido en el fortalecimiento de su marca mediante publicidad, se encontrarán con un mercado sin apenas competencia, con un reconocimiento reforzado por parte del cliente (usuario final) y una perspectiva de futuro ampliada.
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