Cuando nos encontramos ante la situación de querer "moldear" con contornos un vinilo debemos utilizar el plotter. Esta máquina es la que se utiliza normalmente a la hora de cortar letras de vinilos, formas o logotipos, y el vinilo utilizado es el llamado "de corte". ¿Por qué lo llamamos de corte? la forma coloquial que tenemos para referirnos a este tipo de material es porque el vinilo ya viene impreso de fábrica con unos colores predefinidos, normalmente en colores planos tipo rojo, azul, negro, blanco, etc.; con el plotter definimos la forma con la que queremos el recorte y obtenemos rápidamente aquellas formas que deseamos.
Pero hay ocasiones en que el trabajo que nos pide el cliente requiere algo más que utilizar el vinilo de corte para letras o logotipos, y necesitamos recortar un vinilo impreso, una fotografía o algo que tiene una forma peculiar con un mensaje impreso. En estos casos utilizamos un vinilo sobre el que imprimimos dicha fotografía, dibujo o texto (o una combinación de cualquiera de estas tres opciones) y posteriormente aplicamos la máquina de corte para acabar dándole la forma que nos interesa.
Este tipo de vinilos pueden hacerse de diferentes formas y tamaños, en el caso de la fotografía que adjuntamos se trata de un vinilo de 1 metro x 1 metro en una sola pieza impreso en digital con una pequeña sombra que simula relieve y que le da un toque diferente al acercarse. La corporatividad tanto de la empresa como de la campaña publicitaria que están realizando nos obliga a utilizar este recurso a la hora de imprimir su publicidad. Evidentemente no es tan económico como el vinilo plano de corte pero en este caso no queda más remedio.
A la hora de pegar dicho adhesivo al cristal hay que tener varias precauciones: que la cristalera esté limpia de polvo y que el cristal esté frío, o sea, que no le haya dado el sol todavía. El calor deforma el vinilo y la dificultad para aplicarlo aumenta considerablemente. Así pues, si podemos ir a hacer este tipo de fijaciones a primera hora de la mañana evitaremos un riesgo que puede estropear la aplicación y, evidentemente, el resultado final del trabajo realizado.
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